La explicación de este fenómeno ya la había dado muchos años antes el célebre físico alemán Albert Einstein, ganador del Premio Nobel. Con su teoría de la relatividad demostró que el tiempo no es algo constante, sino que a veces transcurre de forma más rápida y otras de forma más lenta.
Esto depende, entre otras cosas, de la velocidad a la que se desplaza la persona que mide el tiempo. Los astronautas se movían a gran velocidad en el transbordador, a unos 28.500 kilómetros por hora. Esto hizo que el tiempo transcurriera más lentamente. Los tripulantes ni lo notaron. Pero cuando regresaron a la Tierra, dieron un pequeñísimo salto al futuro, ya que allí estaban ya adelantados en el tiempo.
O, viéndolo al revés, los astronautas eran a la vuelta un poco más jóvenes que habiéndose quedado en la Tierra, pero sólo una fracción de segundo.
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