martes, 8 de mayo de 2012

Los mexicanos confían más en creencias que en ciencia

Marcela compra una veladora azul para hacer una oración frente al ramo de flores, ruda y romero que lleva entre sus brazos. Son para alejar las malas energías de su casa. Con eso confía en devolverle la salud a ese familiar que hace unos días sufrió un asalto y hoy se encuentra con heridas graves en el hospital, al igual que Tomás, Manuel y Virginia, deposita en sus imágenes y rezos una confianza total. Los tres se ubican dentro del 70 por ciento de los mexicanos que confían más en la fe que en la ciencia, cifra que, sin embargo

, se redujo once por ciento entre 2009 y 2011. Además, se mantiene en un poco más de la mitad el número de mexicanos que considera que los científicos “tienen un poder” que los hace “peligrosos” para el país, pues, de acuerdo con la Encuesta sobre Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2011, el porcentaje de quienes así opinan pasó en el último año de 57.5 a 55.67. La encuesta que elaboró el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la séptima de su tipo, encontró que una tercera parte de la población mexicana dice que limpias, homeopatía, quiropráctica y acupuntura son alternativas adecuadas que la ciencia no reconoce. El nivel cultural, educativo y de conocimiento sobre ciencia de la población mexicana hacen que 40 por ciento esté de acuerdo en que “algunas personas poseen poderes síquicos”. También hace que una tercera parte afirme que algunos de los ovnis (objetos voladores no identificados) que “se han reportado, son en realidad vehículos espaciales de otras civilizaciones”. 

REFLEJA BAJA EDUCACIÓN: EXPERTO 
Para René Asomoza, director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recurrir a rezos y limpias sólo refleja que los mexicanos “continúan pensando ancestralmente. Representa que no tenemos un nivel educativo adecuado. La población no puede distinguir entre los recursos que le pueden ayudar a resolver sus problemas y los que no la llevarán a nada. Es el resultado de una educación de baja calidad. En general, creo que los científicos hemos comunicado mal lo que hacemos”, afirma. Arturo Menchaca, titular de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), que agrupa a los dos mil científicos más destacados del país, advierte que este río de prácticas muestra el “nivel de ignorancia” y la falta de una educación científica para que no sólo se le proyecte como un asunto de ciencia ficción. “Si nuestra educación es deficiente, nuestra educación en ciencia es todavía más mala”, porque la gente no está consciente del impacto de la ciencia en la vida diaria, cuando es innegable que, por ejemplo, la mayor expectativa de vida de los mexicanos se debe al desarrollo de investigación y de la tecnología. “No es producto de milagros”, asegura el científico. 



Fuente e imagen: http://www.taringa.net/

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